Y cuando voy por la autopista de este simulacro
revolcando
el encanto,
me parece que tengo la voz de un rodado en una cueva.
Puedo
siempre que lo quiera
regresar al portón del patio de la escuela
romper candados
y salir a las avenidas desbastadas
como un gorrión blanco
para tender mis alas
en la multitud de tumbas que saquearon.
Ustedes necios
también pueden declararse incompetentes.
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